El concepto de fotoperiodismo en bodas es algo que ví por primera vez hace años, cuando aún la fotografía era analógica, y su máximo exponente en Sevilla era Salinas. Hoy día contamos con la ventaja del digital, que permite seleccionar una foto entre muchas. Por ello pensé hace ya más de 8 años que la mejor forma de documentar con imágenes una boda o evento especial era no interferir ni interrumpir a las personas que han confiado en tí para fotografiar esos instantes. Esto requiere mucha práctica, entrenamiento visual y también saber estar. Requiere rapidez, constancia, y experiencia. Pero el resultado es tener momentos auténticos y llenos de verdad. Es por eso que en la boda nunca guardo la cámara hasta que tras despedirme de los novios estoy ya en el coche de vuelta a casa. Nunca sabes que te va a sorprender, o que va a ocurrir. Pon este ejemplo de una de las bodas de este año que pronto publicaré más extensamente. Había guardado ya todo el equipo menos una de las cámaras y me había despedido ya de Martín y María José en ese momento se produjo este manteo que pude captar precisamente por no haber guardado la cámara:
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